Nacionalización de la Enseñanza

Estamos en un momento crucial para el discurrir de la Enseñanza Pública en España.

La calidad del conjunto de profesionales (funcionarios y no funcionarios) de la misma está por encima de toda duda, los problemas a los que tienen que hacer frente de manera creciente no impiden que los resultados continúen siendo más que aceptables.

Sin embargo, la Enseñanza pública está en solfa. Se habla de Enseñanza Pública frente a Enseñanza Privada, de calidad, de....tantas cosas con las que atacar a la fuente de formación de los ciudadanos que se costea con el dinero de todos.

Pocas veces se menciona que hay un tercero en discordia: la Enseñanza Concertada (es decir, centros privados con todas sus características, pero sostenidos con fondos públicos). Aquí es donde surge el verdadero problema, este es el auténtico caballo de Troya del proceso de privatización. Esta es la auténtica competencia desleal.

La solución sería tan sencilla como construir de verdad un sistema educativo con dos perfiles: uno privado que se financia con las aportaciones directas de sus usuarios y otro público que se financia con el dinero de todos, abierto a todos y responsable ante todos. Para ello habría que eliminar directamente los conciertos mediante la supresión de los mismos o la nacionalización (estatalización) de los centros (fondos públicos = dirección pública, sin idearios, sin coartadas para el enriquecimiento de unos propietarios cuya único interés es obtener beneficios económicos y crear clones ideológicos de sus planteamientos). Esto debería completarse con la creación de "Exámenes de Estado" al final de cada etapa (Primaria, Secundaria, Bachillerato) que permitiera homologar el nivel de los diferentes alumnos, independientemente del centro en el que hubiesen cursado sus estudios.

Así habría una autentica igualdad de oportunidades, y el Estado jugaría el papel que le corresponde: facilitador para todos y garante de la igualdad. En cualquier otro modo, nos encontraremos ante un Estado que solo busca perpetuar a los grupos que están en el poder, un Estado débil y condicionado por grupos de presión y que da la espalda a la fuente de su poder: la ciudadanía.